Anoche por primera vez escuché la cita: “Fitness is a journey, not a destination; you must continue for the rest of your life.” de Kenneth Cooper y me sentí inspirada para lo que hoy quiero compartir: el resumen de los conocimientos adquiridos en mi primer mes en Smart Life, un programa de coaching nutricional que está cambiando vidas, incluida la mía.
1. Anticiparse
Cuando buscamos mejorar en algo, en este caso, en comer mejor es vital que podamos prepararnos y organizarnos. Si todo el tiempo hemos estado comiendo mal, esto seguro conllevará mucho más esfuerzo del que ponemos para comer mal. Pero dime, no crees que, si sigues haciendo lo mismo una y otra vez, ¿obtendrás los mismos resultados cada vez?
En cuanto a anticiparse es importante que planees tu día y sepas dónde vas a comer, con quién vas a comer y qué vas a comer. De esta forma sabrás cómo prepararte para que sin importar dónde y con quién vas a comer el qué vas a comer lo tengas bajo control.
2. Hidratarse
Saber escuchar el mensaje subliminal que hay detrás del típico “tengo hambre” es importante porque muchas veces está ligado a la deshidratación. Sentir hambre se puede sentir de muchas formas y en partes diferentes del cuerpo y la sed también se siente como una forma de hambre.
Es importante para el buen funcionamiento de nuestro organismo el mantenernos hidratados, con agua pura. Las bebidas articifiales, el café o cualquier otro líquido no cuentan como fuente de hidratación. Incluso, por si no lo sabías, algunas de estas bebidas podrían favorecer la deshidratación.
Al mantenernos hidratados reduciremos un tipo de hambre. Ojo que no pasaremos hambre, sólo estaremos identificando un tipo de hambre de los muchos que hay y al reconocerlo, le estaremos dando a nuestro cuerpo lo que necesita para funcionar.
3. Relacionarse con la comida
Debemos aprender a llevar nuestra relación con la comida a otro nivel y entender que la comida está para nutrirnos y no llenarnos.
¿A qué me refiero con esto? Que a través de la comida mi cuerpo recibirá los nutrientes que necesita para su óptimo funcionamiento. En cambio, muchas veces creemos que la comida está hecha para llenar ese vacío que sentimos por una relación que no marcha bien. Que la comida sirve para premiarnos por el día tan duro que tuvimos o incluso para pasar un buen rato compartiendo en familia o con amigos.
Una vez entendamos esto y sabiendo que merecemos lo mejor, buscaremos a través de la comida darle lo mejor a nuestro cuerpo para nutrirlo.
4. Ser intencional
Es normal que no siempre queramos comer sano porque así hemos vivido la mayor parte de nuestra vida y porque vemos a otros comiendo cosas no tan sanas y somos humanos y se nos antoja.
Si ya implementamos los tres puntos anteriores y ya nos estamos anticipando, nos estamos hidratando y entendimos qué relación queremos tener con la comida, ser intencionales nos permitirá comer y gozar de la comida sin sentirnos en una eterna “dieta” o bien, restringidos porque “no puedo comer eso”. Incluso el ser intencionales a la hora de comer podría elevar nuestro nivel de nutrición.
Cada persona funciona de diferente forma, pero si estás consciente que tus tiempos de comida están balanceados y que esa comida quizá no tan sana que quieras probar vale realmente la pena la probarás. Lo harás intencionalmente en una cantidad más pequeña, si al probarla realmente no lo vale porque no te gusta o no era lo que esperabas, dejarás de comerla inmediatamente. Si en dado caso sientes presión por alguna persona o grupo que no busca su salud, serás más firme a lo que tu quieres y evitarás esa relación o simplemente hablar de comida y comer con esa persona o grupo.
Como esto es una travesía que no tiene fin y veo desde ya muchos cambios en mi vida, querré compartir contigo no sólo mis avances, sino que también los conocimientos adquiridos para que todos podamos gozar de una óptima salud, ¡porque es nuestro derecho y nos la merecemos!