
Lo que enseñamos sin querer
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Lo que las palabras esconden
Mis hijos jugaban alegres en la orilla del mar. Caterina, mi hija menor, quería llenar su cubeta con agua del mar. Tenía todo lo que necesitaba: su cubeta y el deseo. Pero cuando quiso acercarse a las olas, mi mamá —su abuelita— le dijo que no. “Eres niña y pequeña, pídele ayuda a tu hermano que es más grande”.
En ese momento, algo hizo clic en mí. Escuché esas palabras como si fueran un eco del pasado. Palabras que seguramente también escuché de niña. Palabras que quizá moldearon mi forma de ver el mundo, mis límites, mis miedos… y ahora intentaban pasar a una nueva generación.
Los patrones que repetimos sin querer
Series como Mi otra yo, Romper el círculo, o incluso propuestas como las constelaciones familiares, nos invitan a mirar hacia atrás, a revisar qué cosas de nuestra historia personal seguimos arrastrando, aunque ya no nos sirvan. En ese instante, me di cuenta de que lo que mi mamá intentaba transmitir venía desde el amor, pero también desde el miedo, desde su propia historia, su propia crianza.
Y si yo no lo detenía, esas creencias también se convertirían en parte del mundo de Caterina.
Las oportunidades y el mar
Caterina tenía su cubeta, y la orilla del mar estaba ahí. Pero había una barrera invisible hecha de miedo, género, y dependencia. Yo pensé: las oportunidades son como las olas del mar. Van y vienen. Si no nos acercamos, si no hacemos el intento, simplemente las veremos pasar.
Recordé a la psiquiatra Marian Rojas Estapé y su idea de que, si queremos que las cosas buenas nos sucedan, también tenemos que acercarnos a ellas, prepararnos, estar listas.
Rompiendo el ciclo con amor
En vez de repetir la advertencia, me acerqué a Caterina y le dije: “Tú puedes hacerlo. Tienes tu cubeta. Solo tienes que acercarte al agua”. Ella lo hizo. Con un poco de miedo al principio, pero también con una sonrisa inmensa cuando lo logró.
Ese día, más que llenar una cubeta con agua, mi hija llenó su corazón de confianza.
Conclusión: lo que enseñamos sin darnos cuenta
Criar es también mirar hacia adentro. Revisar lo que nos dijeron, lo que nos enseñaron, y decidir conscientemente qué queremos transmitir. No todo lo que heredamos debe quedarse con nosotros. A veces, lo mejor que podemos darles a nuestros hijos no es protección, sino la oportunidad de creer en ellos mismos.
Cristina Sierra