Cuando te conviertes en mamá tu vida cambia. Muchas veces tu, tu pareja y hasta en algunos casos el trabajo pasan a segundo plano. Un bebé vino al mundo a sacudir tu vida y como mujer y mamá, quieres sacar tu mejor versión para cuidar de ese bebé. ¿Te suena esto familiar? ¿Qué cosas pasaron a segundo plano cuando tu bebé nació?
En mi caso, con el nacimiento de mi primer hijo, mi vida cambió. ¡Me convertí en mamá! Dediqué todo mi tiempo a Sebas y a pesar de que seguí trabajando, estuve siempre para él. Luego ese bebé creció y buscamos con mi esposo tener oto bebé. Ceci tardó un poquito más en llegar pero cuando vino, ¡volví a nacer como mamá!
¿Cómo haría para repartir mi tiempo entre dos hijos, trabajo y casa? ¿Qué hacer para que Sebas no se pusiera celoso de su hermanita? Pero al saber que tendría una hija la pregunta que más me acompañaba era: ¿Cómo debo cuidar de mi? Pues algo tenía claro, quería ser ejemplo de mujer para mi hija.
El tiempo pasó, las preguntas que me hacía se fueron resolviendo solas. Aprendí a pedir ayuda, a saber que no sólo yo podía cuidar bien de mis hijos.
Nuevamente, sentimos con mi esposo que nos iba bien siendo papás y un año y diez meses después Cati venía en camino. Por allí dicen que el tercer hijo ya no cuesta y que mientras más hijos tienes, más fácil es. Para mi es verdad.
Con el nacimiento de Cati empezó a nacer una curiosidad en mi por ser mejor. Ya tenía dos hijas, y siendo mujer y su mamá, sentí una necesidad más grande por ser un buen ejemplo para ellas. A pesar de que en mi mamá tengo un excelente ejemplo, yo quería más para mis hijas.
Empecé por un cambio de estilo de vida con el fin de dejar los gorditos que me dejaron los embarazos y mejorar así mi autoestima. Al final de cuentas, quiero hijas seguras de sí mismas, que se quieran y acepten como son. Pero en algo no pensé al iniciar mi transformación: en mi felicidad.
¿Cuántas veces no te sientes cansada, triste o agobiada y justo ese día, tus hijos deciden portarse mal?
No quiero sonar egocéntrica, pero considero que el hogar gira alrededor de la mamá. Si mamá está bien, el hogar estará bien. Si tu, mamá, la estás pasando mal, muchas cosas estarán mal también en tu hogar. Y ojo aquí, no quiero que finjas estar bien, que finjas ser feliz, que finjas algo que no es. Quiero y deseo de todo corazón que puedas entrar a profundizar en tus sentimientos y que hagas una pausa en tu vida. Ahora, que estás leyendo, haz una pausa.
Evalúate
¿Cómo te sientes hoy? ¿Estás siendo feliz? ¿Estás viviendo la vida que soñaste? Entiendo que hay situaciones que no podemos controlar, pero debemos aprender a modificarlas o soltarlas y controlar lo que sí podemos controlar. Puedes aprender a controlarte a ti, a tus emociones, a tus sentimientos y lo que proyectas al mundo de ti.
Por experiencia propia te digo, tardé casi 6 años en darme cuenta que la mejor mamá es la que está bien en sus zapatos, no la que entrega todo por sus hijos. Por que entregarte a ti, tu vida, tu ser e incluso, tu felicidad por la de tus hijos, no creo sea lo más sano para ti. Así como tus hijos son importantes para ti, tú también lo eres para ellos. Si ellos pudieran cuidar de ti como tu lo haces por ellos, seguro tendrías ese cuidado que tanto mereces pero sobre todo que necesitas.
A mí la vida me cambió cuando empecé a cuidar de mí, y no sólo mi salud física, mi salud mental también. El trabajo de ser mamá y todo lo que eso conlleva es abrumador, por lo mismo, date amor, date tu espacio, quiérete porque al hacerlo, le regalas a tus hijos la mejor versión de ti.