Reflexiones de una mamá

Reflexiones de una mamá

"¿Quién cuida a los niños por la tarde?" Es una pregunta sencilla ¿cierto?. Sin embargo, esa pregunta puede detenernos un segundo. Una duda que tiene muchas respuestas y todas ellas correctas. Cristina, nuestra CEO, comparte con nosotras qué le dejó este cuestionante. ¿Estás lista para averiguar qué te deja a ti?

Todo empezó con un formulario.

 

De parte del colegio de mi hija pequeña me mandaron a llenar un formulario de inicio de año para conocer mejor a los niños y sus familias. La pregunta que me mató (no literalmente, gracias a Dios) fue: ¿Quién cuida del niño o niña por las tardes? 

 

Mi respuesta: la niñera.

 

 

Escribí mi respuesta sin pensarla y una vez escrita me detuve a pensar en lo que acababa de escribir. Sin sentimiento alguno escribí rápido “la niñera”, esa mujer que sueña con ser maestra, que cuida y ama a mis hijos. Es probable que mi respuesta haya salido tan natural por lo bendecida que me siento de tener en nuestras vidas a la niñera de mis hijos. Sin embargo, cuando reaccioné, algo dentro de mí trató de culparme y hacerme sentir que no estoy haciendo un buen papel como mamá, lo cual es completamente mentira. Desde hace un par de días le he estado dando vuelta a esta situación del formulario, al punto de quererla compartir contigo porque; si bien habemos mamás que salimos todo el día a trabajar y está bien; habrá otras que se quedan en casa y también está bien.

 

Hemos escuchado y oído decir por todas partes que la mejor mamá para sus hijos es ella misma. Es decir, tú eres la mejor mamá para tus hijos, así como yo soy la mejor mamá para los míos. Pero, si eso es verdad, ¿por qué tuve ese sentimiento de culpabilidad que seguramente conoces muy bien?, ¿o me equivoco?

 

 

Creo que la vida nos da oportunidades y cada hijo, cada día, cada acontecimiento e, incluso, cada formulario, como fue mi caso, nos presenta una oportunidad de reflexionar y en base a ello tomar acción. Para mí ese formulario me sirvió para reconocer que he estado trabajando más horas de las que había estado trabajando, dejando a mis hijos más horas solos con su niñera.

 

Ese mismo día revisé mi agenda y prioricé las actividades del trabajo que no podía dejar de hacer y reservé espacios libres de trabajo que no precisamente serían libres, sino que los usaría para llegar más temprano a casa, para involucrarme un poco más en las actividades diarias de mis hijos, para escuchar cada una de sus historias que tanto anhelan poderme contar cuando llego a casa por las noches y, sobre todo, un tiempo libre de jugar a ser una mamá perfecta y convertirme, en cambio, en la mamá que mis hijos necesitan.

 

 

Hoy, habiendo mandado de vuelta el formulario al colegio, de haber reflexionado y actuado, me tomo un tiempo para mí, para hacer algo que me gusta como es escribir y para recordarme a mí misma que hago lo mejor que puedo y eso está bien.

 

Cuéntame, ¿sientes culpa cuando juegas a ser mamá "perfecta"? Me gustaría leerte en los comentarios de este artículo de Blog.

 

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