Soy hermana de un prematuro y, como muchos otros, escuché la historia de su nacimiento más de una vez. Sin embargo, no es un tema común. Se habla de historias felices, de la pancita, de los baby showers y la ropita. Pasar por este camino es más frecuente de lo que creemos. Ninguna mamá planea pasar por aquí. Ninguna está preparada al momento de recibir la noticia y emprender este camino. Investigan, aprenden, preguntan y escuchan. Se adaptan.
Gracias a la apertura y a la confianza de las mamás Kiddies recopilamos testimonios y consejos que esperamos sirvan de apoyo a las mamás que están pasando por este camino.
**Lectura larga.
1. Ale: Todo vale la pena por el bebé
Mi bebé nació de 35 semanas y media , no fue tan dura la experiencia porque nació de buen peso, pero si fue un gran susto.
Mi consejo para una mamá que está pasando por esto: Que le haga caso al doctor en todas las indicaciones, que nunca se exagera, todo vale la pena para el bebé.
2. Joseline: Los pequeños gigantes lograrán todo a su tiempo y así será perfecto.
Ser mamá de un bebé prematuro ha sido una lección de vida para mí; ya que uno acostumbra a planear, a organizar y asumir muchas cosas que una da por sentado que pasarán. Mi bebé nació de 7 meses exactos y pesó 4 libras 3 onzas. Esto sucedió porque mi bebé no estaba tragando el líquido amniótico y mi cuerpo ya no pudo soportar todo el peso del agua acumulada en mi vientre. Al momento de nacer, mi bebé estuvo en incubadora por 7 horas nada más y, gracias a Dios, no necesitó de ningún cuidado intensivo ni respirador. Todo estaba bien con él y a los 2 días salimos a casa. Allí entendí que no iba a ser como había planeado.
Ya con el bebé en casa fue todo muy hermoso pero, como mamá de prematuro, es una lección de vida ver cómo, siendo tan pequeños, son unos grandes luchadores que día a día batallan por vivir. Ese ímpetu y esa fortaleza que únicamente ellos tienen siendo tan pequeños nos demuestran a diario que ellos dan lo mejor de sí para ponerse al corriente en todo sentido y, sobre todo, mostrándonos que todo a su tiempo es perfecto.
Como mamás debemos aprender y respetar ese tiempo. Ya que muchas cosas de su desarrollo no serán como las de otros niños, o como leemos en Internet, sino que será cuando ellos estén listos y a su propio ritmo. Son unos pequeños gigantes luchadores que, sin importar diagnósticos o comparaciones, lograrán su desarrollo a su tiempo y así será perfecto.
Esto es lo que ha sido para mí ser mamá de un bebe prematuro y todavía continúo aprendiendo de él todos los días.
A la mamá que está pasando por este camino le digo que no se desespere porque su bebé alcanzará el peso de un bebé a término (y se desarrollará igual o mejor). Que su bebé va a luchar día a día, pero lo hará a su ritmo y su tiempo. No lo compare con otros y, sobre todo, crea en Él. Cuando lo vea tan pequeño e indefenso, confíe que el amor de madre lo puede todo. Ese amor es el que su bebé necesita para sentirse grande y fuerte. También le diría que no lo despegue de su lado. Sea mamá canguro y atesore tanto esos momentos en el que ellos necesitan sentirnos tan cerca y donde nuestro calor es su calor; porque crecerá de una manera sorprendente, y, poco a poco, no la necesitará para controlar su temperatura. Cuando menos lo espere llegará a ser totalmente independiente. Por último, le diría que no se afane en el quehacer, o lo del día a día, y disfrute lo más que pueda esa personita tan pequeña y grande a la vez.
3. Flory: Es ver como una pequeña persona que salió de ti es más fuerte que tú.
Mi bebé se llama Olivia Paz. Nació en la semana 30, pesó 2.14 libras y midió 41 cm. Rompí fuente a las 3 de la mañana y salimos al hospital. Me revisaron y dijeron que todo estaba bien. Cuando llegué a casa sentí las contracciones un poco leves hasta que empezaron a crecer y salimos de nuevo al hospital. Mi doctor llegó súper rápido con su equipo. Olivia nació a las 11:30.
Gracias a Dios no tuvo ninguna complicación más que un bebe prematuro, no puede succionar todavía ni respirar por sí sola . Ella súper valiente lo hizo bien todo. A los 16 días la llevamos a casa con una sonda para comer. Eso implicaba estar con ella sentada básicamente todo el día y toda la noche . Olivia se tardaba media hora con el biberón y más o menos 45 minutos colocando en su sonda lo que no lograba comer. Este proceso era cada dos horas. En casa lo logramos. Empezó a ganar peso muy rápido y acá está con un año y 9 meses
En otras palabras, ser mamá de un bebé prematuro es ver como una pequeña persona que salió de ti es más fuerte que tú peleando por vivir y estar con mamá y papá. Mamá sufre por no poder cargarlo, tocarlo, llevarlo a casa. Sin embargo, también es fuerte. Aunque le duela, aunque no duerma sigue luchando. Todo vale la pena por ver esa carita y esos ojitos que te agradecen en silencio. Tienes miedo porque no sabes si lo haces bien, si tendrá el preso y el tamaño correcto. Te preguntas si hablará igual o caminará a tiempo. Es cuestión de tiempo y todo mejora. No hay que escuchar todo lo que los demás quieren opinar. Solo hay que seguir tu instinto de mamá, porque por alguna razón Dios nos dio el privilegio de serlo.
4. Ma. Belén: Volveremos a ver el arcoíris.
Mi primera hija prematura de 35 semanas nació con cardiopatía congénita y al año volvió al cielo. Y el segundo bebé nació de 32 semanas. Estuvo 10 días en intensivo. Ahora tiene 13 meses y es súper sano y fuerte. Son mis dos ángeles guerreros.
Mis consejos para la madre que está en el mismo camino son: que se deje ayudar. Aunque el camino sea negro, volveremos a ver el arcoíris. También le digo que le hable mucho al bebé, que le cante y le diga cuánto lo aman y esperan en casa. En cuanto tenga la oportunidad de cargar a su bebé, llénelo de besos y caricias. Por último, que le de lactancia materna.
A las mamás que estén pasando por el mismo camino les digo: “El cansancio pasa, las ojeras y el dolor también. Que no se frustren al querer hacer todo. Descansen cuando puedan, que la mamá del futuro se ocupe de la ropa, trastos y casa sucia. Los bebés crecen más rápido de lo que nos damos cuenta. Y se nos va la vida en querer todo perfecto”.
5. Carol de Rivas: Aprendí a orar.
Con un embarazo vienen muchas ilusiones: la pancita, la ropita y el baby shower. No se contemplan las posibilidades de un parto prematuro. No es algo que se pase por la mente. Aunque, lo más duro es cuando a una le dicen que hay que interrumpir el embarazo.
Tengo dos hijos, ambos prematuros. Todo marchaba bien con los embarazos. Sin embargo, hubo algunas señales que debieron de haber alertado al médico: hinchazón, entumecimiento, presión alta, dolores de cabeza, preeclampsia y falta de visión. Llevaba mis controles en el IGSS. Me dijeron que si todo marchaba bien, terminaría ahí el embarazo, pero el bebé se estaba deteriorando y desmejorando. En el seguro social contaban con un plan educacional donde informan a la madre sobre la prematurez. Yo trabajaba en salud, entonces se me hizo más fácil entender.
Faltaban 10 semanas para llevar el embarazo a término cuando nació mi segundo bebé. Las personas que me atendieron fueron muy considerados y amables. Me dieron mucha información y muy rápido. En ese momento no se me quedó todo. Fue duro no poder verlo. Al nacer lo llevaron muy rápido a intensivo. Escuché llorar al bebé un poquito y eso me tranquilizó. Pesó casi 3 libras. Al ser de alto riesgo fue un calvario.
Mi bebé nació en pandemia. Cerraron el hospital y no había visita. Regresé a casa sin mi niño. Solo lo vi dos veces, recién operada y una vez más. Mi esposo llamó, pero no le quisieron dar información. Un día nos citaron a una hora y los dos lo pudimos ver. Estaba lleno de tubos. Los días que no lo pude ver, me llamaban un día sí y un día no para ponerme al tanto de la salud de mi hijo. Las infecciones y la dependencia de oxígeno hacían la situación más impredecible. Estuvo 67 días en el intensivo antes de regresar a casa con el bebé. Esos días son de agonía para padres e hijos.
Dios y los ángeles nos acompañaron durante todo el camino. Fue un subibaja de emociones y requirió de una fe inquebrantable. Nos acompañaron familia y amigos en oración. Incluso grupos en redes sociales tuvieron presente a mi hijo en sus oraciones.
El bebé ya está en casa: llegó el momento de estimular. Mi bebé pesaba 4 libras cuando me lo entregaron. Grupos de apoyo y mucha investigación fueron acompañantes en este tiempo. Con la investigación vinieron muchos retos, la lactancia fue uno de ellos. Fue deprimente ver que se llenaba el freezer (de las bolsitas de leche) sin saber si el nene regresaría a casa. Eran momentos de mucho pesar: “mis pechos lloraban por un bebé que no estaba”.
Antes de tener a mi bebé en brazos, el miedo más grande era que no me reconociera. Sin embargo, cuando lo tuve en el pecho, mi hijo me reconoció de nuevo.
Me queda darle gracias a Dios por mi testimonio y mi experiencia.
Hubo algunas situaciones evitables en el manejo médico (eso lo supe hasta después de hablar con otros médicos sobre mi proceso. Me di cuenta de que no hay suficiente información del tema y que la confianza en el personal médico es esencial en el proceso.
¿Qué aprendimos? Aprendimos que no hay religión que limite la fe. Que la fe precede al milagro.
Las mamás que pasan por ahí necesitan un rayo de luz. A ellas les digo que solo Dios lo sostiene a uno. Él les dice: “Este era un proceso necesario. Siempre te acompaño, pero no quito ningún paso”. En este tiempo le puedo decir que yo aprendí a orar. También sé que mi bebé pudo sentir a Dios y a sus ángeles, porque yo también lo sentí. Le volvería a decir que no dude en el poder de Dios, que es importante mantenerse unidos. Por otro lado, el matrimonio puede flaquear bajo estrés. Entonces es importante apoyarse en su pareja, en su comunidad.
No puede darse por vencida. Hay esperanza y posibilidades. Se puede dar lactancia. Sin embargo, no puede quedarse así. Hay que instruirse y formarse. También hay que dejar el hábito de comparar. Los bebés son guerreros que tienen ángeles las 24 horas: los doctores.
Mi historia es de milagro. ¿Por qué la mía y otras no? no lo sé.
6. Nathaly: Bebés guerreros con grandes propósitos.
Mi bebé precisamente nació el 2 de noviembre y este año cumple 1.
Lo que les puedo decir a los papás que están pasando por esto, es aferrarnos a Dios y pedirle a Él la oportunidad de cuidar acá en la tierra esos ángeles que manda. Sin embargo, no todos tienen la oportunidad de quedarse acá en la tierra. Aquellos que se quedan en la tierra seguro son bebés guerreros con propósitos grandes.
Nunca piensas que atravesarás algo así en la vida, piensas que el embarazo lo disfrutarás plenamente. Es algo difícil desde que recibes las noticias. Mucha fuerza.
7. Ma. Jossé: el milagro de la vida en primera fila.
Soy mamá de tres prematuros, una de 34 semanas y dos de 33 semanas. La primera estuvo 8 días en intensivo y realmente me costó mucho aceptar que fuera prematura. Me afectó mucho verla en la incubadora. No poderla cargar, verla llena de tubos y cables, no poderla tocar cuando el instinto te dice lo contrario. Sin embargo, conforme pasaban los días verla tan pequeña y tan aferrada a la vida daba lecciones de vida. ¡Tan pequeños y tan resilientes! Uno aprende a no dar todo por sentado y a ser agradecido porque uno presencia el milagro de la vida en primera fila.
Mi segundo bebé, de 33 semanas, nació y vivió 30 horas. Una vez más, lección de vida, de amor y testimonio de fe. Y mi tercera guerrera, nuestro arcoíris de 33 semanas, siendo un milagro no necesitó oxígeno, ni intensivo aunque fue bastante pequeña.
Mucha resiliencia en cuerpos tan pequeños. Y nosotros nos sentimos dichosos de ser elegidos por ellos como sus papás en la tierra.
A la mamá que está pasando por este camino le diría que luche por su bebé hasta donde sea humanamente posible. Que se aferren a su pareja siempre. Y que se encomienden siempre a Dios. De que será duro, lo será. Y siempre es al tiempo de ellos y no de uno.
Cuando una mamá que ya pasó por algo similar siempre encuentra la manera de querer ayudar y acompañar a la mamá que está atravesando por su situación.
8. Andrea: Fe y paciencia.
Mi bebé nació a las 34 semanas, estuvo 15 días en el intensivo y ahora es un bebé sano y feliz de 4 meses. Teníamos un poco de miedo pero con los excelentes doctores , enfermeras y rezando bastante allí está nuestro milagro.
Mi consejo a una mamá que se encuentre en este proceso es que tengan fe y paciencia que todo va a salir bien. Dios envió a los doctores y enfermeras que son unos ángeles y ellos cuidaran muy bien de su bebé
9. Rosario: No necesitó incubadora
En el parto estuve súper nerviosa. Había una posibilidad que no sobreviviera, gracias a Dios no necesitó incubadora y aunque fue mini para su edad de gestación era grande. Se vino a casa como cualquier otro bebé. Con sus pañales Huggies prematuros que era lo único que le quedaba. Ahora tiene 3 y es un niño súper sano.
10. Lilian: Un reto para mi esposo y para mí, pero tenemos la fuerza y amor para seguir luchando
Mi nombre es Lilian y a los dos de casada quedé embarazada de Ana. Desde los primeros meses nos enteramos de que era una nena, mi corazón saltó de alegría. Estuve muy pendiente de mis controles, pero a los cinco meses me enfermé de una infección intestinal muy fuerte. Me medicaron mal por lo que paré en el hospital un mes después. Más o menos a la 1 de la madrugada, a las 33 semanas del embarazo de Ana Victoria, rompí fuente y fue todo tan confuso. Sabía que no era el momento y así empezó este camino.
Por la madrugada nos dirigimos al hospital donde estaba planeado tenerla, pero no me recibieron por lo prematuro y posibles complicaciones que pudieran surgir. Nos abocamos al segundo médico de control y en revisión a las 8 am me explicó que era necesario una cesárea. Se programó el procedimiento de emergencia y a la 1:30 nació Ana Victoria: esperando que llorara para no trasladarla al hospital Roosevelt.
Lloró y pesó 5.6 libras: buen peso y buena talla, pero necesitó apoyo de oxígeno. Además, no tenía reflejo de deglución ( mucho menos de succión) por lo que colocaron sonda. Por lo prematuro, la colocaron luz ultravioleta. Las primeras horas no toleró la leche y decidieron hacer rayos en su estómago para ver si estaba todo bien y gracias a Dios todo bien.
Estuvo con esos cuidados por 8 días y luego regresó a casa. Desde su nacimiento iniciamos una etapa ardua, pero gratificante. El 27 de septiembre cumplió sus 5 años y verla grande y fuerte, y en muchas cosas independiente, me hace sentir la mujer más feliz. Ana ha tenido un seguimiento especial con el pediatra y otros especialistas (al año y medio detectamos estrabismo y a los 3 la operaron de sus ojitos) todo un éxito. Actualmente, está en seguimiento con un neurólogo pediatra porque detectaron retraso sensorial y estas complicaciones pueden ser por su prematurez o simplemente no hay una explicación. Sin embargo, seguimos luchando y estimulando. Es un reto para mi esposo y para mí, pero tenemos la fuerza y amor para seguir luchando. Es nuestro motor. Ana Victoria es amorosa extrovertida y muy noble.
Mi consejo: primero si estás en esta etapa quizás no sea agradable pero es necesario tener un buen apoyo médico y la serie de evaluaciones por la prematurez. NO TODOS LO HACEN y eso, en mi caso, atrasó algunas cosas pero en la parte emocional me ayudó mucho ir al tiempo de mi beba, sin comparación, no igualarme sino disfrutar del momento. El tiempo pasa quizás más lento para las mamis de prematuros, pero siento que vale la pena, cada cuidado (una de ellas fue la lactancia materna exclusiva).
Lector@, muchas gracias por estar aquí y leer las historias de las mamás Kiddies y sus consejos. Mamá Kiddies, no tengo las palabras suficientes para agradecer tu apertura y confianza.